viernes, 15 de marzo de 2013


Jueves 14 de marzo de 2013 | 19:46
Bonomi disertó este jueves en un almuerzo de la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM), donde se refirió a la “seguridad en la situación económica y social del Uruguay actual”.
Durante su ponencia, el secretario de Estado aseguró que se registró durante los dos primeros meses del año una disminución de entre 20% y 25% en los homicidios, en comparación con igual período de 2012.
También aseguró que las rapiñas tienen un aumento “constante desde 2002 pero en 2012 entraron en una meseta”.
Por otro lado, dijo que el 52% de las personas que fueron asesinadas en 2012 “tenían antecedentes penales”. Mientras que el conjunto de los homicidios el 38% tenía antecedentes.
Bonomi indicó que no hay un “correlato automático” entre el descenso de los delitos y el mayor crecimiento de la economía.
En cambio, las etapas de crecimiento más acentuado de la actividad delictiva coinciden con períodos de alto desempleo y tasas de crecimiento negativas.
También dijo que la preocupación por la seguridad como tema de primer orden se consolidó el país a finales del año 2008.
Acotó que en particular, los hurtos se duplicaron entre el año 1999 y el 2005. En el caso de las rapiñas, su aumento ha sido constante, acentuándose el crecimiento a partir del 2002.
A partir del 2000 “los hurtos crecieron en cinco años un 100%. Por tanto, la experiencia propia o cercana de haber sido robado es claramente un factor determinante para instalar la preocupación primero y luego el miedo. La cantidad de hurtos alcanzó su pico máximo en 2008, con 105.629 denuncias, para luego comenzar un lento descenso ubicándose hoy en el entorno de las 98.000 denuncias de hurtos”.
Las rapiñas por su parte, “representan un volumen significativamente menor, pero su impacto en la inseguridad es muy alto. Desde el año 2002 han tenido un crecimiento sostenido. En el año 2012, particularmente a partir de junio, se vislumbra un cambio que de consolidarse podría significar el inicio de una curva descendente”.
“Sin embargo, el mayor problema que tenemos en este momento, es el crecimiento de la violencia”, aseguró Bonomi.
Añadió que la violencia se traduce en “aumento de los suicidios, las muertes en accidentes de tránsito y aumento de los homicidios”. Pero también, aunque sean hechos menos graves, aumento de las riñas, de los conflictos interpersonales, aumento de los conflictos familiares, de la violencia doméstica, problemas entre compañeros de trabajo o de estudio y de la violencia en el deporte”.

Sin seguridad no hay desarrollo humano.

“El crimen organizado representa una amenaza para la seguridad ciudadana. Se trata de un fenómeno multifacético, de gran alcance y en constante transformación, lo que hace difícil frenarlo”, expresó Bonomi.
Añadió que en un principio el crimen organizado era sinónimo de mafias, de asociaciones o sociedades criminales que combinaban varias actividades económicas, legales e ilegales y que poseía una fuerte noción de identidad colectiva.
“Sin embargo, con la expansión del comercio y el libre mercado, las actividades delictivas organizadas cubren ahora una amplia gama de actividades tales como el tráfico de drogas, la trata de personas, el tráfico de armas el lavado de dinero, la ciberdelincuencia, el robo de identidad y el contrabando de migrantes”.
En ese marco, Bonomi dijo que la aparición de grupos dedicados a “rapiñar cargamentos y bocas de distribución, lo que ha determinado que todos los traficantes se armen para resistir la posibilidad de ser copados y robados; y las venganzas que se producen al ser identificados los autores de las rapiñas”.
La naturaleza de los homicidios también ilustra un segundo punto importante, y es que los conflictos ligados a situaciones que tienen que ver con la “convivencia” constituyen causas de homicidio “más corrientes” que los delitos contra la propiedad
Por su parte, los homicidios derivados de rapiñas, hurtos y copamientos representan aproximadamente el 14% del total, es decir, se mantienen en la proporción que han representado desde que se dispone de información.
Bonomi criticó que “mientras se siga usando la seguridad como un instrumento político partidario para tratar de ganar elecciones, y no sea realmente un instrumento para combatir la inseguridad, y todo lo que esta acarrea, en tanto no sea un instrumento que se transforme en políticas de Estado, con participación de todos los sectores políticos, de empresarios, trabajadores, integrantes del sistema educativo e integrantes del mundo de la cultura, vamos a seguir teniendo problemas”.

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